La andadura de este negocio hay que buscarla en una pequeña vinoteca que Felipe, el dueño, montó previamente. «Servíamos vinos y también productos de una pequeña abacería, pero el cliente pedía más», cuenta.

Así las cosas, se mudaron a la calle Carlos Cañal nº 32, a este peculiar local donde se apuesta por las tapas distintas y los vinos diferentes. Y es que en la propuesta de comidas de Patas de Gallo destacan el risotto de mango con salmón o las croquetas de mejillones con azafrán.  O las de manzana y morcilla. O las croquemoles, que son unas originales croquetas de guacamole. Tampoco hay que dejar de probar la carne ibérica de bellota en tataki.

Para regar, nada mejor que dejarse asesorar. Para eso son expertos. Cuentan con más de 160 referencias de caldos de las que el ochenta por ciento se pueden tomar por copas.

Y para rematar, preparan postres caseros como la «brioja» -una torrija con pan brioche con helado de nueces de Macadamia-, el dulce de leche, la tarta de queso o el coulant de chocolate. Todas las semanas meten algo nuevo.

El local cuenta con 11 mesas altas, y el trato es informal. La peculiar decoración juega casando los elementos propios de una casa del siglo XIX con los de Star Wars o el universo Marvel.

HORARIO: De 12:30 a 16:30 y de 20:00 a 0:00. Cierran los domingos por la tarde y los lunes.